lunes, 13 de diciembre de 2010

“La historieta ha involucionado, es más machista y retrógrada”

La verdad es que me encantan las historietas, pero desde hace rato que noto que, no solamente en Argentina la historieta parece ser un tímido eco de historietas de otras latitudes (manga y DC o Marvel), sin nada propio nuestro, sino que además ese eco pareciera que se quedó en el tiempo... Ahí está la Fierro, sí. No entraré en polémicas por ella, pero... no alcanza para cubrir un vacío tan grande de personajes cotidianos, queribles, identificables, qué se yo. Un buen ejemplo puede ser El Cazador, hay que aclarar que yo lo tomaba como el colmo de la caricatura del macho... ¿hay algún antihéroe/superhéroe más querible que ese bruto hincha de Rácin' clú?
No hay cultura de la historieta, o mejor dicho, parece que se perdió. Sí hay mucho humor gráfico, y muy bueno, pero dónde quedaron las historietas?? y si a eso le sumamos que las pocas que hay pareciera que están dirigidas a un público exclusivamente masculino... sonamos!

En fin, mejor no digo más... que hable Patricia Breccia en su entrevista:

Por Elisabet Contrera

En la historia oficial de la historieta es casi invisible, pasa desapercibida. Más recordada por ser “hija de” que por su mirada distinta y explosiva de la imagen de la mujer en la historieta. No reniega de su apellido, pero sí de un medio copado y comandado por hombres. A través de las páginas de Fierro, en la década del ’80, Patricia Breccia creo Sin novedad en el frente, protagonizada por una mujer llamada “Ella” que rompió con el discurso dominante y ubicó a la mujer en las viñetas lejos de la mirada sesgada, sexista y machista de la época. En una entrevista exclusiva para Cuadritos, la artista recorre su historia en el medio, la resignificación feminista de su trabajo y analiza el panorama actual de la historieta y el rol de la mujer en el campo.

El legado paterno

- ¿Tener el apellido Breccia fue una carga o una ayuda?, ¿le abrió puertas en su momento?

- Me abrió caminos más o menos. A mí se me exigía muchísimo por ser “la hija de (Alberto) Breccia”. Diría, en realidad, que me cerró puertas. Mi padre no me metió en ningún lado. Empecé como cadeta en Satiricón. Era una che piba. Más de abajo no pude haber arrancado. Se me exigía mucho en ese momento y se me sigue exigiendo mucho.

- ¿Por qué cree que el medio sigue tomándole examen, después de tantos años de carrera?

- Es por el tema del apellido y el hecho de ser mujer. Son dos cosas que irritan bastante al resto de los colegas y a los editores. Empecé haciendo humor grafico, de muy pendeja, en la revista Sancho, con guiones míos. Los lectores directamente me mandaban a lavar los platos. Fue un comienzo difícil, no fue ameno ni fácil.

- ¿Pero cuál era el argumento por debajo de las críticas o el rechazo?, ¿tenía que estar a la altura de su padre?

- No, eso no, además eso es imposible. No lo pretendía tampoco, pero se me exigía más porque era la hija de un dibujante muy groso.

- ¿A Enrique, su hermano, le costo más o menos que a usted?

- A mi me costo más por el hecho de ser mina. Enrique es tipo, es algo natural lo suyo. Además tiene cierta competencia padre e hijo que yo no tengo. Su inserción fue más fácil.

- Decía que empezó como cadeta en la revista Satiricón. ¿Cómo fue esa experiencia?

- Empecé siendo muy pendeja. Papá habló con los que hacían Satiricón en su momento que eran (Carlos) Blotta y el tano (Andrés) Cascioli. Eran muy jóvenes también. Mi viejo les dijo que me dieran el laburo que ellos consideraban que tenía que hacer y arranqué de abajo pegando cartones (se ríe).

- ¿Luego siguió la etapa en la revista Sancho?

-En Sancho hacía una tira intimista, un diálogo entre dos, que podía ser la hija con el padre o la mina con el tipo, y no me acuerdo ni como se llamaba. Después seguí haciendo chistes en la revista Mengano, después en Media suela y luego en Humor.

Sin novedad en el frente: el inicio de la historieta feminista

- ¿Cómo fue pasar del humor gráfico a la historieta?

- Era una cosa paralela, lo del humor gráfico y la historieta. Iba cambiando de acuerdo a lo que podía meter en ese momento, en los medios que había. Salió Humor y empecé hacer chistes y después cuando apareció SuperHumor se me ocurrió hacer historieta. Me comuniqué con Guillermo Saccomanno y en diferentes reuniones se nos ocurrió hacer una piba que le pasaran cosas por la calle Corrientes, en una Buenos Aires mágica. Así surge Sol de noche.

- ¿Como surge Sin novedad en el frente?

- Vino mucho después en la década del 80, en el 86. Estaba en un momento particular de mi vida, me estaba separando de mi pareja, quise hacer una historieta donde yo contara mi vida. Es un poco autobiográfico, la mina se llamaba Ella, era la historia de las minas con el amor, el desamor, la vida de todos los días de una mina sola. Era una historieta melancólica, intimista.

- ¿Por qué utilizar el recurso de los partes de guerra?

- Quería contar la vida como si estuviera en una trinchera.

- ¿Pero contra quién era lucha?

- La lucha era contra la vida misma, contra lo que les pasaba, los amores que no podían ser, la soledad, era una lucha diaria.

- ¿Tomó conciencia de la relectura que haría luego el feminismo?

- Yo le hice sin darme cuenta. Lo más loco es que hice Sin novedad… sin pensar en un más allá, que estaba haciendo historieta feminista. Aún hoy no me considero feminista.

- ¿Por qué cree que está invisibilizada?

- Es un medio muy masculino, consumido por hombres. No había minas en la década del ’50 que leyeran historietas. Si aparentemente en los ’80 había evolucionado, no creo que haya continuado ese camino. En realidad involucionó, hay una cosa de tapar a la mujer. No se le da bola ni importancia. Los lectores sí, pero no los colegas ni los editores. Esto tiene mucho peso porque los dueños de la revista son hombres. Mientras eso siga existiendo habrá un manto de invisibilidad contra todo lo que rompa con el discurso masculino, de la mina al estilo Pampita. Yo hacía la mina clásica, con las tetas caídas, un poco lo que yo era, lo que se veía por la calle. El mundo no es el mundo de las tetonas, de los gatos de Bailando por un sueño.

(Breccia rechaza las fotos, prefiere una caricatura realizada para el catálogo de un festival brasileño)


- ¿Le rechazaron trabajos?

-Durante años intenté meterme en Clarín. Años de mi vida tratando de entrar, con guiones buenos, no míos. Los presentábamos para la parte de Mujer, ni siquiera se nos ocurría pensar en la contratapa. Intentábamos meternos aunque sea en la parte de Ollas y Sartenes (sonríe) sabiendo positivamente que el “no” era seguro.

- ¿Cuáles eran las excusas?

- Que era demasiado duro. Le decíamos que le hacíamos algo más light y nos seguían rechazando.

Regreso a la revista Fierro

- ¿Cómo fue la convocatoria a la segunda etapa de la Fierro?

- Llama Juan (Sasturain), que convoca a toda la gente de la primera etapa. Mi primera historieta es Pica, pica. Hice una sola. Después continué con Museo, con guión de Buscaglia y ahora estamos haciendo La mano.

- Salvo Pica, pica, sólo aparece con el dibujo. ¿Por qué no hace guión?

- Porque quiero volver con algo mío, pero algo bien pensado. Quiero hacer una linda historia. Con Pica pica, que era una traducción de un poema que había hecho en los ’80, recibí una cantidad de palos terribles de la gente. Creía que estaba ante el mismo público de los ’80, pero estoy en otro país, es diferente. La gente lee menos, es una argentina atomizada, limitada.

- ¿Cómo ve el panorama de la historieta?

-Está muerto, lo veo flojo, no hay revistas de historieta. No hay movimiento. En otros países del mundo, como Europa o Estados Unidos, está mejor.

- ¿Y la imagen de la mujer?

-La mujer historietista trata de publicar, pero no sé como catalogar la historieta hecha por mujeres. No tiene espacio, antes había más lugares. La historieta ha involucionado, es más machista y retrograda. Y las mujeres, en este contexto, se quedan con la idea de la revista Billiken, más maternal. Es una elección intima, personal, pero podes hacer otra cosa.



Tomado de:
https://avcomics.wordpress.com/2010/12/12/6447/

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